martes, 10 de septiembre de 2013

EL PRIMER EMBALSE DE MADRID.


EL PONTÓN DE LA OLIVA:

                                
               
                        Imagen de la magnitud de la obra del proyecto del Pontón de la Oliva en 1855.


Se localiza en laSierra de Ayllón, al noreste de la Comunidad de Madrid y al noroeste de la provincia de Guadalajara. El embalse es el sexto y último con el que se encuentra el río Lozoya y a su vez, el más antiguo de todo el sistema de presas y canalizaciones del Canal de Isabel II (1857). Le sigue en antigüedad la presa de Navalejos, ubicada a 6 km. 

Antes de 1850 en Madrid, la población se surtía de agua a base de pozos que llegaban hasta los manantiales o abasteciéndose del río Manzanares o de pequeños arroyos. 
El crecimiento de la población limitaba los pocos recursos de agua con los que contaba la ciudad, por ello se vieron en la necesidad de encontrar soluciones eficientes ante este problema. 
Se presentaron diferentes proyectos para abastecer de agua a Madrid desde mediados del siglo XVIII, pero no sería hasta 1848 cuando se aprobase un proyecto provisional de abastecimiento con aguas del río Lozoya. Bravo Murillo en el 1851 presentó en las Cortes el proyecto de los ingenieros de caminos Juan Rafo y Juan de Ribera para la triada de las aguas a Madrid del río Lozoya.

La elección del lugar para la construcción de la presa estaba condicionado por la distancia y el caudal que se debía de transportar, se tuvo que proceder a la nivelación geodésica entre la localización provisional del embalse hasta Madrid. El lugar elegido, por tanto fue el Pontón de la Oliva que hacía la ubicación más conveniente para el proyecto. 

PRESUPUESTO Y MATERIALES DE CONSTRUCCIÓN:

En cuanto al presupuesto que se contaba para la construcción del canal, marcaba como mínimo la conducción de 10 reales fontaneros de agua (0,38 m3/sg), y en vista de la posibilidad de aumentarlo hasta 60 reales fontaneros (2,25 m3/sg). Los presupuestos realizados por los ingenieros calculaban un desembolso de entre 70-80 millones de reales para la conducción y distribución del agua. Veinticinco serían para la distribución; siete y medio para los acueductos; ocho para la construcción de minas y la presa; dos y medio para el depósito en Madrid; y el resto para las indemnizaciones, imprevistos, y gastos de administración y dirección de las obras.
Las herramientas y utensilios empleados en la construcción del canal  eran los mismo que servían tradicionalmente a canteros, albañiles, zapadores o peones.

CONSTRUCCIÓN E INAUGURACIÓN: 

El 11 de Agosto de 1851 se puso la primera piedra de la presa en un acto que contó con la asistencia del rey Francisco de Asís de Brobón. La mayor parte de los constructores provenían de los presos de las guerras carlistas (1500 presos), 200 obreros libres y 400 animales de carga, trabajando bajo unas condiciones muy duras sumándoles la epidemia de cólera que asoló el campamento situado a los pies de la obra.
En 1856 las obras ya habían finalizado, pero no se inauguró hasta el 24 de Junio de 1858, siendo el primer sistema del Canal de Isabel II, al acto acudieron la reina Isabel II y todo el consejo de ministros.

ERRORES DE CONSTRUCCIÓN: 
Las características del emplazamiento, que inicialmente se valoraron como idóneas, acabaron por mostrarse incompatibles para su función de retener el agua de la presa debido a continuas filtraciones.

En 1855, con las obras prácticamente acabadas, para intentar poner remedio a este grave imprevisto, el consejo de administración del Canal decidió nombrar al ingeniero Lucio del Valle responsable de la dirección técnica de las obras.
La obra de del Valle acometió una serie de intervenciones encaminadas a obstruir los orificios de entrada de y las grietas de la presa. Se emplearon miles de sacos de arcilla depositados en la base para ser mezclados posteriormente con guijarros, arena y cantos rodados del propio río. 
A pesar de estas medidas, todo este trabajo resultó inútil, puesto que se seguía filtrando el agua. 


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